Se acerca el 8M y nos gustaría compartir con vosotros, con las familias, algunas ideas que creemos de interés, al menos, para la reflexión.
Juegos y Juguetes No Sexistas,
No Violentos
No hay juguetes de niños o niñas. Las niñas y los niños
aprenden jugando.
No hay juguetes de niños o de niñas, sólo etiquetas sociales
que limitan la creatividad.
Intenta elegir juguetes que reflejen la diversidad de cada
persona: somos iguales, somos diferentes.
Orientando en una buena elección de juguetes también
estás educando.
Elige juguetes que reúnan a niñas y niños cooperando y
compartiendo espacios, tanto públicos como domésticos.
Regala juguetes que ayuden a promover todas las
capacidades y habilidades personales de niñas y niños,
posibilitando tanto juegos tranquilos como los que
requieran actividad física.
Busca juegos y juguetes que potencien la igualdad en la
participación y el desarrollo de sentimientos y afectos, sin
diferenciación, en niñas y niños.
Evita juguetes, juegos y videojuegos violentos.
A veces la publicidad muestra imágenes y valores distintos
de los que queremos enseñarles.
Es importante escuchar
a las niñas y a los niños, no hay que ignorar sus peticiones,
pero tampoco decirles sí a todo.
Busca libros, videojuegos y juguetes en los que se nombren
y estén presenten niñas y niños.
¡¡¡Más juguetes no les hace más felices!!!
Jugar y crear nos hace libre. Niñas y niños aprenden jugando, el juego
les permite conocer el mundo en el que viven mientras experimentan,
imaginan y observan. Jugar es una experiencia enriquecedora y divertida
que favorece el aprendizaje cognitivo, relacional y emocional en la
infancia. A través del juego se canalizan emociones, se gestionan conflictos,
se procesan experiencias divertidas o traumáticas y se interiorizan normas
no escritas que facilitan la socialización. El juego es por tanto una parte
muy esencial en la construcción de las identidades y de las personalidades
desde los primeros años de vida.
El proceso de socialización diferencial perpetua roles y estereotipos
de género que invisibilizan las diversidades y limitan la libertad de
las criaturas a la hora de jugar, experimentar, crear o elegir su propio
camino a seguir. Los mandatos de género siguen siendo hormas de las que
es difícil escapar sin el rechazo, la incomprensión, la corrección o la crítica.
Sólo tenemos que ojear la mayoría de catálogos de juguetes o analizar
con mirada crítica la difusión masiva de anuncios dirigidos al público
infantil para constatar que el mundo sigue siendo sexista, dicotómico y
binario. Dicha publicidad transmite actitudes negativas que invitan al
consumismo desmedido y que normalizan la violencia con un claro afán
de vender. Las niñas son invitadas a jugar con juguetes relacionados con el
trabajo doméstico y de cuidados, con el culto a la belleza y al aspecto físico
normativo o con actividades artesanales sencillas. La aventura, la acción, la
ciencia o el protagonismo heroico se reservan
casi en exclusiva a los chicos. Aunque hay
juguetes que invitan por igual a ambos
sexos, existe un tratamiento diferenciado en
colores, usos y funciones por lo que la imagen
de neutralidad queda diluida por un sesgo de
género que no deja lugar a dudas.